miércoles, 19 de noviembre de 2014

Año 2014. 10 de octubre

I
        Un fantasma de lo que vi, solo de un fantasma, que asusta, vas y vienes pero no vuelves,  yo solo siento, me siento ciega y solo me siento.

        No le sonrío, no le huelo, no me toca.

        Vuela, se desliza por la espalda, hablo y no me oigo, hablo al aire, no hay aire que responda ante mí, que te responda, que vaya y vuelva y te traiga en su vuelvo.

        Se desliza sin tocar el suelo, se escurre, soplo  no llega, aspiro y suspiro, por lo que no viene a suspirarme, a respirarme.


II
        Salí de la habitación y comprobé que no necesitaba oxígeno para respirar. Salí a desnudarme. Mi ropa empezó a desvanecerse, los rayos del sol evaporaban las pocas lágrimas que quedaban. Mi cuerpo se calentaba con el sol, el aire frío erizaba mi piel, los ojos se entreabrían lentamente pero el sol los volvía a cerrar.

        Elevé mis manos tocando la luz, escapándose los rayos entre mis dedos. Una brisa un poco más fuerte llega hasta mí. El frío se entrelazaba con el sol y este viento me adentra en la vida, entra y penetra por mi cuerpo adueñándose de mí, me lleva y me sube, levito.


        Olvido el suelo que ya no piso, olvido la habitación que me ocultaba y la puerta que rompí al escaparme. Olvido los fantasmas. Olvido respirar, me olvido hasta de mi misma.

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