Hoy he visto
la luna muy triste. Sus ojos me mostraron su pena y desolación. Y me decían que
yo le había decepcionado. Mi cobardía, mis miedos, como siempre, me habían
vencido.
Rehuí de la
felicidad junto a la tuya. Las aparté de mí, de mis manos, de mis ojos, de mi
corazón y mi mente: de mi lado; quizás para siempre, quizás de otra
oportunidad, quizás yo pensando en el mañana y no en el ahora, quizás tú
pensando en qué pienso yo, quizás mientras tú estés ahí, iluso, que sigues
esperando a que yo arregle mi mundo.
Soy luna, no
cambio la cara, solo el color, a veces tan negra que ni la luz del sol me
llega, o tal vez ésta sea la única que me encuentre. Pero sigo siendo yo. Y la
luna sigue siendo ella, enamorando a aquellas personas que no encuentran valor
para buscarse a un amor de su mundo; que busca, por supuesto, sin éxito, un
amor loco, apasionado, de los que solo se dice: “lo que más me gusta no es el
pelo ni la sonrisa ni su manera de amarme, solo le quiero por ser solo él, y es
suficiente, ni por su riqueza o la hermosura o lo que fuera que conquistó a
aquellas con las que practicó antes de llegar a la mayor motivación, razón e ilusión
para vivir de una mujer enamorada, antes, de la luna”.
A veces pienso
que ella está más viva que yo. A veces, solo a veces, llego a pensar que jamás
podré quererte. A veces, me lía y confunde. A veces, me ayuda a olvidarlo todo
y estar contigo. A veces, se lo agradezco y, a veces, no. A veces, la odio. A
veces tan sólo es la luna; pero, a veces, es Luna.
Hoy la luna
estaba triste. Me entristece saber que doy la vuelta pensando que estás a mi
espalda. Me hago fuerte y sigo mi paso. No podía mirar hacia atrás. Creí que al
verte allí querría recordar por qué estoy tan loca, quizás por ti, o quizás
solo soy yo. De repente, y no muy lejos del comienzo de mi camino, oigo el fin
de todo. Nunca una puerta cerrada me dolió tanto.
Hoy la luna
estaba triste. Decía que soy una idiota y no sé valorar el amor que me tienes.
Es verdad. Quizás no sé quererte. Quizás no quiera saberlo. Quizás tengo miedo.
Quizás a ti, quizás al dolor que quizás me hagas sufrir. Hoy la luna estaba
triste, triste por mí y yo por ella, por la razón de su tristeza. Tú estás
triste por mí y yo por ti, sin poder evitar tanta desgracia.
Hoy la luna me
ha hablado. En tan pocos segundos me ha contado lo que yo ni en años. Solo ella
sabe lo que de verdad siento por ti. Hoy la luna me ha hablado y me ha
desnudado el corazón sin yo darle permiso. Las miradas solo miran si no las
sabes escuchar. Hoy de nuevo supe hacerlo. Hoy de nuevo te recordé. Hoy de
nuevo te eché de menos. Hoy de nuevo la luna triste me habló.