viernes, 31 de octubre de 2014

Año 2006. Una típica historia de amor II

SEGUNDA PARTE


“Imagina que el mendigo
es el hombre al que amas
que la muerte es el rey
y que tu eres mi amada.
Haz de comprender ya
que es mejor tu corazón
pero si no me corresponde
será excesivo el dolor.
Haz de comprender ya
porque te traje aquí
te traje porque te amo
que no podré vivir sin ti”.
Esas palabras se me grabaron,
son palabras que no se olvidan
son palabras de tu amado,
son palabras correspondidas.

Yo le quise llevar
a aquel jardín embrujado
pero se volvió a adelantar.
me llevó muy enfadado:
“¡Olvídame ya!
que quiero dejarte
que nunca más te querré
que quiero olvidarte.
La historia tan absurda
confundió mis sentimientos
nunca le pude decir
lo que verdaderamente siento”.
Como puede ser.
Yo no me lo creía
De la noche a la mañana
ya no me quería.
Yo le iba a decir…
Yo le iba a gritar…
…que era el amor de vida.
No lo tendré más,
Es algo indescriptible,
lo que sentí aquel día,
que se rompa todo.
Vivir un sentimiento de vida
me destrozó por dentro.
Me sentí tan vacía
que allí me quedé sentada,
viendo el rosal cada día.

Pero al despertar una mañana,
ví el rosal tan bello pelado
y colgando de una rama
la chaqueta de mi amado.
quise volver a sentirte
y me despertó tu olor,
al ansiarlo aún más
una carta te delató.
Y ésta me decía:
“Si estas leyendo esto
es porque ya no estoy a tu lado
me dijeron hace semanas
que me estaba marchitando”.

No pude seguir leyendo
que los ojos inundados
perder a alguien así
de un modo tan extraño
mil veces preferiría
que lo que dijo fuese la verdad
a la maldita realidad.
Cuando logré calmarme
pude seguir leyendo
pero lo que ponía
es que se estaba muriendo.

En su vida, solo una,
solo una vez me engañó
diciéndome que no me amaba
cuando cortó, que me dejó.
Decía también la carta
que cuando hace las cosas
las hace con razón
por tanto también decía
el porque allí me llevó.
A la primera está claro
que era por amor
y la segunda, la mentira
para salvarme del dolor

Ahora cuento la historia,
la verdadera historia de amor,
que él la dejó a ella
sin sus penas, sin razón.
Conseguí leerle más:
“¿Te acuerdas de las historia
que aquel día te conté?
Recuérdala para siempre,
mi princesa, hija de un rey
Con esto no te digo
que seas la princesa
que un día se mató;
solo vive la vida
que no pude vivir yo.
Pero no tengas prisa en venir.
porque siempre te esperaré”.
Cuando leí esta parte
rompí a llorar otra vez.
al descubrir que este enamorado
me quiso antes y después.
Ahora solo vivo
esperando mi muerte
que no dejo de quererte
pero más, estar contigo.

Terminé la carta leyendo
su firma la posdata
que decían muy exacto:
“Llévame junto a la planta”.
Esa planta tan hermosa
que dos amantes nació.
Lo sepulté junto a la rosa
de más lindo color.
Yo también caí enferma
por el shock que tuve allí
por estar tan agotada
nada se puede hacer por mí.
Solo le pido a Dios
que no se compadezca de mí
relacionado a mi muerte
que no tarde en sucumbir.
Cuando esté con mi amante
ya no habrá dolor,
ya no habrá impedimentos
entre mi querido, mi amado,

y yo.

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