viernes, 31 de octubre de 2014

Año 2006. 9 - 15 de octubre. II

Mi desesperanza llegaba a estos límites en los que te imploré que me dieras, al menos, una explicación. La paciencia me iba abandonando y yo me consumía en mi ignorancia. Tú mientras, a mi lado mirando como caía, sonriendo desde lejos o ignorando cualquier intención de volver.


¿Sabes lo que quiero?
Porque sabiéndolo me entenderás,
pero si no quieres entenderlo, sabré
que lo que sé no me sirve de nada.
¿Sabes lo que quiero saber?
Observar que ya haces
conocer lo que harás,
Notar lo que no harás,
[Que es lo que haces, que no haces,
que rehaces, que es lo que vuelves a hacer]
Aprender adonde vas
y seguirte al fin del mundo
pero no hará falta un “no” rotundo
para saber qué pensarás.
Tu mirada tan extraña,
tus palabras tan vacías,
tus momentos: invisibles…
todo fabrica un dilema.
Tus ojos son agujas
y yo un simple globo
y basta un solo guiño
para saber que me tienes en tus ojos.
No puedo no quererte ni
quererte a mi lado,
y no contemplarte
ni cuando estas embobado.
Y ya puedo atrapar la luna
con la mitad del universo
(más fácil que tu dulzura)
que me darías esquinazo
al saber que escribo estos versos.
Nada existe si tú estás,
y sin ti nadie más importa.
Si tengo la mente rota
es por pensar en ti cada vez más.

Cómo puede pasar que sin ti no pienso
y cuando lo hago es porque tú estás cerca de mí
y no puedo dejar de mirarte,
ya que como siempre, eres el centro de la trayectoria de mi mirada;
das diana en mi corazón
y conoces todo lo que pienso sin ni siquiera hablar de lo que sea;
eres el centro de mi mundo.
Tan bonito y tan trágico,
tan claro…
… y esas nubes que tapan mi sol
y de noche la maravillosa luna alumbra la tierra,
siendo tú de nuevo.

El protagonista de mi nuevo mundo otra vez eres tú.
En mi día, en mis noches o la luz de mi interior.
Te comparo con la gran luna llena en un noche de verano;
he visto pocas maravillas en el mundo,
pero esta escena que a veces representas en mi  sueños
es lo más bellos que muchos ni soñarían.
Imagínate alguna vez una playa, mar en calma, cielo despejado,
todo oscuro excepto lo que tu alumbras: mi alma.
Tantas estrellas como infinitas y luminosas
que recuerdan a una feria de Sevilla.

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