Mi desesperanza llegaba a estos límites en
los que te imploré que me dieras, al menos, una explicación. La paciencia me
iba abandonando y yo me consumía en mi ignorancia. Tú mientras, a mi
lado mirando como caía, sonriendo desde lejos o ignorando cualquier
intención de volver.
¿Sabes lo que quiero?
Porque sabiéndolo me entenderás,
pero si no quieres entenderlo, sabré
que lo que sé no me sirve de nada.
¿Sabes lo que quiero saber?
Observar que ya haces
conocer lo que harás,
Notar lo que no harás,
[Que es
lo que haces, que no haces,
que
rehaces, que es lo que vuelves a hacer]
Aprender
adonde vas
y
seguirte al fin del mundo
pero no
hará falta un “no” rotundo
para
saber qué pensarás.
Tu
mirada tan extraña,
tus
palabras tan vacías,
tus
momentos: invisibles…
todo
fabrica un dilema.
Tus
ojos son agujas
y yo un
simple globo
y basta
un solo guiño
para
saber que me tienes en tus ojos.
No
puedo no quererte ni
quererte
a mi lado,
y no
contemplarte
ni
cuando estas embobado.
Y ya
puedo atrapar la luna
con la
mitad del universo
(más
fácil que tu dulzura)
que me
darías esquinazo
al
saber que escribo estos versos.
Nada
existe si tú estás,
y sin
ti nadie más importa.
Si
tengo la mente rota
es por
pensar en ti cada vez más.
Cómo puede pasar que sin ti no pienso
y
cuando lo hago es porque tú estás cerca de mí
y no
puedo dejar de mirarte,
ya que
como siempre, eres el centro de la trayectoria de mi mirada;
das
diana en mi corazón
y
conoces todo lo que pienso sin ni siquiera hablar de lo que sea;
eres el
centro de mi mundo.
Tan
bonito y tan trágico,
tan
claro…
… y
esas nubes que tapan mi sol
y de
noche la maravillosa luna alumbra la tierra,
siendo
tú de nuevo.
El
protagonista de mi nuevo mundo otra vez eres tú.
En mi
día, en mis noches o la luz de mi interior.
Te
comparo con la gran luna llena en un noche de verano;
he
visto pocas maravillas en el mundo,
pero esta escena que a veces representas en mi sueños
pero esta escena que a veces representas en mi sueños
es lo
más bellos que muchos ni soñarían.
Imagínate
alguna vez una playa, mar en calma, cielo despejado,
todo
oscuro excepto lo que tu alumbras: mi alma.
Tantas
estrellas como infinitas y luminosas
que recuerdan a una feria
de Sevilla.
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