viernes, 7 de noviembre de 2014

Año 2008. 11 de noviembre

Saliste de tu escondite de bullicio y este desapareció a mi vez, aunque la gente seguía ahí, sin dejarme salir y huir de esa pesadilla de 10 minutos que se alargó hasta el momento en que creí haber muerto del dolor que me causaba mirarte y ser inútil al intentar no hacerlo, cuando ambas opciones dolían sin demora alguna. Pero luchaba difícil y forzosamente por respirar. Pero seguía estando ahí y tú allí y por mucho que hubiese querido escapar, seguíamos en el mismo lugar, los dos. Quizás yo lo conseguí, o al menos una parte de mí; mi cabeza quizás por un momento logró salir de aquí. Mi cuerpo luchando por calmar mi aliento y mis ojos llorando de rabia por querer aprenderse tu silueta entera observando, memorizando cada mínimo detalle.

Te giraste haciendo que mi voz se extinguiera por completo y mi cuerpo se estremeciera y mi corazón se parase para sujetarse a cualquier barco náufrago de los que flotaban aún formando un remolino de locuras olvidadas en mi mente. Pero al ver esos ojos tan tranquilos, que quemaban como el fuego y que, a la vez, también me helaban, tirité. No pude evitar que tu sonrisa, tan amable y traicionera como siempre, me enviara al mundo paralelo de mis sueños en el que anhelo cosas imposibles, en el que también imaginé que sonreías para mí. Pero despierto del sueño en el que vivo a través de una repentina campana acabando con este agridulce momento, apelotonándose tanta gente, creando una abismo aún más grande entre tú y yo. Y te veo allí más lejos que antes, pero a la misma distancia, rodeado de paredes de gruesos cristales, irrompibles, inaccesibles muros de transparente cristal imaginario. Con esa mirada que me derrite con su hielo frío y congela mi fuego. Inquietantes y verdes, tus ojos intimidan lo bastante para no querer mantener mi mirada, deseando fijarla de nuevo, calándose hasta el fondo de mi alma y clavándome astillas en mis dulces pensamientos que se van escapando de mi cabeza, huyendo como hacía mi aliento al respirar antes de conocerte, igual, hasta que vuelves a hablarme con tus vaivenes de humor y vuelven a nacer, esperando impacientes, ya que pronto llegaran los pinchazos a los ya convertidos en reservados y precavidos sueños ante el dolor que provocaran estas estacas que acaban con ellos de nuevo.

Así, así eres de amenazante para mí, así de peligroso, así, tanto que muero por dentro al mirarte. Así quiero que estés, así quiero que te quedes. Así, que no pueda mantener una sola esperanza y entonces me pueda doler.


Pero no, ya no volverán esas falsas ilusiones, aprenderé a evadirme de tus palabras y escapar de la muerte en vida de tu sonrisa para evitar encarcelarme tus ojos y volver, aunque sea, a sonreír.

Año 2008. 14 de noviembre

Ya no escribo. Ya sólo ensucio el papel con palabras inadecuadas que insisten ser algo, pretendiendo así, escribir lo que ya no recuerdo, intentando que te gusten, aunque nunca las leerás (penoso pensamiento: escribir cartas a quien no las recibirá), igual que mis sentimientos. Sabes que aquí plasmo mis sentidos. Pero, ¿a quién le importa? ¿A ti? ¿Qué significado le das tú? ¿Qué importancia le das? ¿Y yo? ¿Acaso más que a ti? ¿Quizás menos?
Ya no sé a qué me encarcelo, o si son las mismas las palabras, estas que no escribo, las que se encarcelan y se hacen reja ante mí, ante ti. No sé si me aferro a ti, o en cambio, al escribir, tú me encierras, me aterra el salir y no escribir (te).


Estoy tan acomodada en tu sonrisa que sólo quiero asomarme por tus ventanas verdes y, desde tu azotea, tan oscura, ver el fin de día, acunada en tu voz.

Año 2008. 8 de octubre

Sin embargo, vuelvo a nadar. Ya no te veo en la superficie al subir. Pero, ¿y qué? Aunque estemos nadando en el mismo mar, nos dirigimos en direcciones opuestas. ¿Quién sabe si al dar la vuelta al mundo nos encontraremos de nuevo? A pesar de ello, seguimos respirando la misma brisa, pero con aromas distintos.

Año 2008. 6 de septiembre

Esto tiene su explicación. Surgió en los veranos largos que pasaba mi prima la rubia conmigo. Un día que salimos se le metió una piedra en las deportivas y no era capaz de sacarla. Decidí dedicarle a una oda preciosa a es piedra molesta.

ODA A LA PIEDRA EL ZAPATO

 ¡OH! adorada piedra
piedra del zapato,
piérdete un rato
y sigue tu vereda.
Pues molestas, mas,
si no vuelves aquí,
si no sigues ahí
con esto acabarás.
Y he de terminar
con la oda inacabada.
Pues no puede ser tan mala
y que continúe sin dañar.

Año 2008. 5 de julio.

Las tornas cambian. No siempre es bueno. Pero, ¿quién dijo que así lo fuera?
Te quise y me odiaste, te espere y huiste, ahora que te echo de menos me contestas con una de tus bonitas y falsas sonrisas que no quieres quererme.
Crees que sin ti estaré mejor, crees que sin mí estarás mejor, pero no sabes que sin lo que teníamos siempre estarás a falta de eso mismo.

Pero aquí estamos… esperando que alguna lance un “lo siento” que quizás ya no sirva de nada, como otras vez se intentó y fallamos de nuevo. Aquí estamos, y al menos yo quisiera saber por qué estamos aquí esperando explicaciones. Solo quiero saber qué nos hizo llegar a este punto en el que ninguna nos podemos hablar sin decir una palabra más gorda que la anterior, teniendo un recurso de innumerables palabras adecuadas.

Año 2008. Mayo. Clase de ética, ética de clase

Simplemente me pidieron rimas que alentaran la buena conducta de los hombres.


Que los celos sean eso que no hay que demostrar,
y sólo sea el amor lo que consigas enseñar.
Qué el perdón sea tan grande como grande es el mar.
Qué las vidas sean películas y el cine realidad.
Qué el engaño no sea eso que nos hace volar.
Qué sólo sea la música para el baile y el cantar.
Qué no haya que escribir para contar esta verdad
y estos versos sean rimas para despertar a los demás.
Qué los cielos sean azules y el agua esté en el mar.
Qué el sol siga saliendo tras una oscuridad.
Qué los niños se diviertan y que sea sin matar.
Qué la locura mueva masas sin dejarse llevar.
Los secretos estén zanjados y los reos en libertad.
Qué las rosas de la cárcel terminen de germinar.
Qué la guerra no sea guerra y no haya más que paz.
Qué ni izquierda ni derecha sino de central.
Qué la fuerza entre personas se esfume al hablar.
Qué la muerte no dé miedo y se viva de verdad.
Qué el viento lleve aromas de libre intensidad.
Qué el pobre no de pena y te ablande el corazón.

Qué muera todo el odio y hulla la traición.

Año 2008. 22 de enero

Si existe el misterio de una mirada.
Si existe una mente en otra clavada.
Si existe la verdad sin necesitarla.
Si existe un abrazo sin expresar nada.
Si existen silencios como palabras.
Si existe la espera, esperanza callada;
si existe la fe, confianza cegada
Si existen los ojos que nos desatan.
Si existe un instante que millones valga.
Si existe la pérdida una vez conquistada.
Si existe la dicha y no está cercana.
Si existen amigos sin saber que se aman.
Si no existe abismo que apague esta llama.
Si existen los sueños durante el día.
Si existen mariposas a la vez que te mira.
Si existe la muerte y más tarde una vida.
Si existen las manos que la piel eriza.
Si existen los labios que dicen mentiras;
si existen besos que curan heridas.
Si existen dos cuerpos en un corazón.
Si existe el abrazo que enamoró.
Si existe el deseo que no se sació.
Si existe ella, que nos separó.
Si existe perder si también se ganó.
Si existe creer sin explicación.
Si existe lo afable y la comprensión.
Si existe un saludo y existe su adiós.
Si existen los miedos y existe el temor;
si existe la fuerza y existe el valor.
Si existe el cariño y existe el dolor,
si existe la ofensa y existe el perdón.
Si existe la envidia bajo la admiración.
Si existe esta magia, si fue una ilusión;
Si existes tú, si existo yo,
existirá el amor.

Existencia 2
Si existe esta magia, si fue una ilusión.
Si existe la espera, esperanza callada.
Si existe la envidia bajo la admiración.
Si existe un abrazo sin expresar nada.
Si existe la ofensa y existe el perdón.
Si existen las manos que la piel eriza.
Si existen dos cuerpos en un corazón.
Si existe un saludo y existe su adiós.
Si existe una mente en otra clavada.
Si existe la dicha y no está cercana.
Si existen los sueños durante el día.
Si existe perder si también se ganó.
Si existe la fuerza y existe el valor.
Si existe el cariño y existe el dolor.
Si existe lo afable y la comprensión.
Si existen los ojos que nos desatan.
Si existe el misterio de una mirada.
Si existen besos que curan heridas.
Si existe la verdad sin necesitarla.
Si existen silencios como palabras.
Si existe el deseo que no se sació.
Si existe la fe, confianza cegada.
Si existe el abrazo que enamoró.
Si existe creer sin explicación.
Si existe ella, que nos separó.
Si existes tú, si existo yo,
existirá el amor.

Año 2008. 19-20 de enero

Me siento tan libre a tu lado que mis alas, que no me dan abasto para volar, me ciegan la realidad que duele tanto ver, la que jamás quise ver hasta que mis ojos se resignaron a mirar; se sintieron cansados, abatidos. Por fin, les hice ver lo que mis oídos siempre escuchaban bajito y mis labios susurraban muy alto. Ahora mis ojos solo sirven para llorar, mis oídos para hacerme más pequeña y mis labios para gritar que te quiero con locura, con todo el corazón que ya solo lata porque el tuyo lo hace.

Tantas palabras absurdas que tengo que escuchar cada día. Me doy cuenta de lo esencial que sería que te enseñara alguna vez esta confesión. Poca gente ha hecho que decir palabras sea lo útil., quizás por ello no me va la elocuencia oral, sino la audaz fuerza de mi mano con el lápiz sobre el papel. Por ello es tan especial que te pudiera decir que me muero por un beso, un abrazo o una sola mirada tuya.


En el fondo no son tan necesarias como pueda parecer, pues un par de besos de felicitación, el abrazo que no quise que acabara o las miradas de un saludo que hasta ahora he recibido de ti, me han de bastar para mantenerme sin caer hasta que vuelvas. También pienso que todo eso los tiene ella y que jamás le faltarán.