Sin embargo,
vuelvo a nadar. Ya no te veo en la superficie al subir. Pero, ¿y qué? Aunque
estemos nadando en el mismo mar, nos dirigimos en direcciones opuestas. ¿Quién
sabe si al dar la vuelta al mundo nos encontraremos de nuevo? A pesar de ello,
seguimos respirando la misma brisa, pero con aromas distintos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario