Allá por mayo del 2004, llegué una
tarde, escapándome con una amiga de mi deber,
y allí te vi, detrás de todos, escondido, con tu pelito largo,
una camiseta de manga corta gris y pantalones de chándal.
Nunca olvidaré ese día, podría rememorar cada segundo
desde que empezó la tarde. Risas, voceríos, nuestros rostros
sonrojados y, en el escenario, solo vuestro orgullo. No podríais ser
más.
Sin embargo, no te diste cuenta, no quisiste saberlo y
yo lo supe demasiado tarde.
Dos años mas tarde, comenzó todo. Quise olvidarte,
quise empezar a echarte de mi cabeza y dejar de tambalearme cada vez que
pasaras por mi lado. Este es el fruto de esa desesperación.
Vete de mí al dormir,
mis sueños descansarán.
Vete de mi pluma al escribir,
mis letras descansaran.
Vete de mis labios al hablar,
mis palabras descansaran.
Vete del camino al andar,
mis pies descansaran
Vete de mi vista al leer,
mis ojos descansaran.
Vete de mi mente al creer
que algún día volverás.
Vete, ¿aún no te has ido?
No, eso jamás.
Quédate conmigo
y bésame sin más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario