A veces dudo y me perjuro no volver a hacerlo. Puro egoísmo
que nace de tu alma, que me ataca en tus palabras, llevaderas convulsiones de
tus pensamientos, atentando contra nuestras esperanzas. Renuevo la razón,
renuevo la inspiración de volver a remendar lo ya hecho sin futuro ni aliento
fulminante que termine esta locura, que nos enloquece en la poca cordura que
pueda quedarnos.
Sin remedio, escupes tus palabras de aislamiento que parecen
revelar la falsedad de todo esto, donde nada fue verdad, donde nada de esto es
cierto y miento si digo que lo entiendo.
Difícil es comprender que pretendes proteger con tanto
prejuicio sin juicio que te envuelve en tu burbuja de plástico sin oxígeno, que
poco a poco ira ahogando la poca lucidez de las palabras que aun te quedan por
decir-me.
Apuestas por la calma que un día mi alma obtuvo y que perdió,
por las oscuras golondrinas que volverán a mi balcón, por tu paz interior que
necesitarás en tus noches más largas. Apuestas que mis lágrimas son de
felicidad o quizás de una triste y solitaria soledad, ¿quién sabe? Quien sabrá
donde se guarda la mentira y la verdad si es un bolsillo o en un cajón del
armario perdido del desván.
Distraído, andas ausente entre mala gente te pierdes y a
veces pareces no volver, simplemente. Querer salir de allí corriendo sin nada
que perder sin nada que decir ni hacer, parece un imposible para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario