Algo más que
una década ha pasado desde el primer saludo, sin embargo seguimos siendo una
para la otra.
Mi pequeña niña cursi, no te olvido, chica, y sabes que estoy aunque no me veas. Cuando leas esto, sabrás que eres tú. Han tenido demasiadas oportunidades para separarnos, pero inútiles.
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Soy así porque sí.
Soy así desde que nací.
No podré cambiar
ni te podré olvidar.
A una amiga como tú
no se olvida fácilmente,
porque, aunque me diste lata,
te quiero locamente.
Gracias, de corazón,
por haberte conocido.
Te quiero un montón.
Te lo dice una
que ya se ha ido.
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Te llamas Reme,
te apellidas Barroso.
Ese nombre no olvidare
ni aunque me arañe un oso.
Me caes muy bien,
me aceptas así.
Te llevo en el corazón
desde que te conocí.
No te olvidaré,
tú no me olvides,
somos amigas
hasta la muerte.
Para una amiga,
que nunca olvidará:
para Reme Barroso
de Olga Albarrán.
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No llores por mí,
por una amiga que se va,
hazlo por ti, por mí,
por nuestra amistad.
Esta poesía corta
trata de una despedida.
Nos acordaremos siempre
aunque estemos lejos.
Si de verdad es amistad
nunca nos olvidaremos.
Estas últimas poesías
son de las peores.
La despedida es triste,
hubo momentos mejores.
No quiero separar esta amistad,
ni tampoco olvidar
a una amiga de verdad.
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